Seré... 313
@_beatrizcaceres |
¿Cómo podía conocerla tan poco?
No se trataba de dejar atrás una vida que por momentos iba
pareciendo un sin sentido cada vez más, o de abandonar a nadie.
La palabra mágica era: encontrar.
Encontrarse. Ser esa persona destinada a ser y que por alguna razón había perdido. Bueno, ¡qué narices! La había perdido por todas las razones del mundo, pero eso era algo que iba a arreglar.
De nada sirven las lamentaciones. «Lo vivío… vivío», como solía decir su abuela.
De todas y cada una de sus decisiones había sido ella misma, y sólo ella, la responsable y, por lo tanto, el resto del mundo había actuado en consecuencia. Y si sumamos a eso que cada uno busca sus intereses, pues el resultado a «esa fórmula magistral» no puede ser otro que a alguien le toca joderse y bailar con las más fea.
Si seguimos sumando… el grado de maestría conseguido
gracias al cúmulo de heridas emocionales que arrastraba desde la infancia, y
que se habían acumulado, generando al igual que en una tormenta perfecta una
combinación de aire cálido en un sistema de baja presión con un flujo de aire
frio y seco, pues eso: un impulso de huir hacia delante sin mirar atrás.
Sonríe al recordar un verso que le encantó de uno de los
libros que leyó recientemente, un verso que reducía al máximo cómo se sentía y con el que, desde luego, la autora había dado en el mismo centro de su diana:
Pero, en qué estaba pensado, si lo que le gustaría es preguntarle a esas nubes si continuaba o tomaba la próxima salida.
¡Genial! Justo cómo lo tenía previsto… Salida Cullera Norte. Cementerio. ¡En fin! Ya es hora de visitar a su padre.
Sonríe al cielo para darle las gracias, mientras piensa que no está mal su primera cita.
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