UN CHUBASQUERO DE CHAROL AZUL...
Foto: Rafael Cascales. |
Lo que no se ve,
alcanza la magnitud
alcanza la magnitud
tan sólo equiparable
al insondable y profundo
abismo...
El sonido de su taconeo al caminar,
provocaba que todas las miradas se dirigieran a la vez hacía el origen de esos
pequeños ecos. Enfundada en unos ajustados jeans, las piernas de Nerea parecían
dos columnas perfectas esculpidas centímetro a centímetro de sensualidad. La
camisa blanca abotonada justo a partir del tercer botón, dejaba asomar unos
senos simétricamente perfectos cubiertos por una piel tersa.
Nerea era la seducción forjada en forma
de cuerpo de mujer.
Los reflejos del sol en su cabello
parecían envidiar a las pequeñas sombras que juguetonas, se intercalaban entre
los mechones y semejaban bailar una exuberante danza sobre sus bellos hombros,
dando la sensación de que el aire que la envolvía suspiraba por su roce.
Al sentarse, dejó el gran bolso de color
rojo que llevaba en la silla de al lado. Agitó su melena y su fragancia, una
mezcla de flores exóticas donde la orquídea negra era la protagonista, empezó a
reinar devorando espacios al mismo aire.
Llevaba el rostro semi oculto detrás de
unas enormes gafas de sol de pasta oscura.
Al acercarse el camarero a la mesa tan
solo levanto la mirada y le dijo…
—Un café solo, por favor —al decir esto,
abrió el bolso y sacó un pintalabios de color rojo con un pequeño espejito. Lo
abrió y comenzó a pintarse los labios con movimientos suaves, casi
acariciándolos. Tenía exactamente el mismo color que las uñas, que enmarcaban
unas manos muy bien cuidadas. Unas manos que parecían estar destinadas tan solo
para una cosa... acariciar.
Y así se sucedían los días. Uno tras
otro, como las hojas de un libro al ser leído. Las mismas pautas, la misma
actitud. Cada vez un acompañante distinto.
Nerea nunca repetía.
Una mañana gris, de esas en que parece
que las nubes se sienten demasiado perezosas para moverse y tan cansadas que ni
siquiera la lluvia se siente con fuerza para derramarse sobre la tierra, Nerea
entró enfundada en un chubasquero azul de charol.
Se sentó en la mesa e inició el mismo
ritual de siempre. A su lado, una pareja estaba preparando a su bebé para
volver a salir al exterior ya que amenazaba lluvia.
Nerea, allí sentada, los observaba con
una pequeña sonrisa en sus labios perfectos. Al acercarse el camarero para
preguntarle que quería tomar, lo miró, sonrió y dijo...
—¿Sabes? Lo daría todo por tener lo que
ellos tienen.
—¿Y cuál es el problema? —preguntó, sin
llegar a comprender muy bien.
— El problema soy yo… —y se guardó mucho de decirle lo que
realmente estaba pensando. Nerea estaba convencida de que en muchas más
ocasiones de las que se quisiera, resulta que lo más brillante no es lo que
tiene más luz. Todo lo contrario. Ese brillo puede esconder la oscuridad más
absoluta. Y esa oscuridad atesora inseguridades, soledad, miedos y una gran
incapacidad para sentir verdadero amor por nadie.
Al regresar el camarero con el café a la
mesa, se encontró con que un nuevo acompañante estaba sentándose. Cuando
dirigió los ojos hacía el rostro de Nerea, pudo sentir sus palabras ocultas en
su sonrisa y le sorprendió comprobar que era especialmente deslumbrante.
Beatriz Cáceres.
Me gusta leer esto, las nubes perezosas...
ResponderEliminarGracias eres muy amable.
EliminarSolo una mujer puede escribir un detalle como: "abrió el bolso y sacó un pintalabios de color rojo con un pequeño espejito. Lo abrió y comenzó a pintarse los labios". Me encanta.
ResponderEliminarTotalmente cierto es un gesto totalmente femenino.
EliminarUn abrazo.
Precioso!
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUn saludo.
El texto encierra una gran verdad que muchas veces para inadvertida. Somos amigos el facebook y aquí me quedo en tu rincon, Besos
ResponderEliminarCierta y al fin y al cabo dolorosa...
EliminarMuchas gracias por quedarte en mi pequeño rincón.
Un beso
"A veces lo más brillante no es lo que tiene más luz, todo lo contrario; ese brillo esconde la oscuridad más absoluta. Y esa oscuridad atesora inseguridades, soledad, miedos...Incapacidad para sentir verdadero amor por nadie..."
ResponderEliminarGRAN VERDAD, MUY BUENO.
Un abrazo grande.
Gracias querida Mercedes.
EliminarUn abrazo.
Todo lo que brilla suele ser una gran mentira.
ResponderEliminarBesos.
Bueno Toro...todo todo no pienso que sea así. Pero si que he de reconocerte que ocurre más a menudo de lo que pensamos.
Eliminarbeso.
Lo encuentro muy bueno, amiga. Beso
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo.
EliminarUn beso.
Cada quien mezcla su propio psico-coctel.
ResponderEliminarHay brillos que esconden mentiras, pero no todos. Existen luces imposibles de apagar.
ResponderEliminarUn beso enorme,mi Bea.
Beatriz, tienes una capacidad nada corriente de hilvanar, de crear, de contagiar emocionalmente, de tejer latidos, de construir con el alma, con tu almita buena a los personajes que nos llega, que nos alcanza, gracias por compartir esta belleza, que el Papá bueno te bendiga
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