UN PEQUEÑO RELATO. 14...AUSENCIA...




FOTO. GOOGLE.





Sentado en el desván, Daniel ve pasar la hora del crepúsculo saboreando cada segundo.


Sus enjutas manos derivan en unos dedos huesudos, arrugados y quebradizos como cristal. Entre ellos asoma un pequeño trozo de papel de liar cigarrillos, su nacarado blancor destaca sobre su morena piel. Asemejándose a un ala de gaviota queriendo iniciar el vuelo,  luchando por librarse de la atadura que la mantiene presa.

Pero Daniel ejecuta los movimientos sin apenas darse cuenta, su mirada está fija en el rincón. Sus pupilas son incapaces de moverse, no pueden alejarse de esa visión. Observa, simplemente observa tres viejas maletas. Con tranquilidad enciende el cigarrillo, el humo en su espiral ascendente ejecuta una danza en esa atmósfera cargada de sabor añejo. 

Hace el recorrido una y otra vez, a lo largo de esa piel cuarteada color marrón oscuro. Su ruta  tan sólo se detiene en las doradas hebillas...Hebillas que en su día refulgían de brillo cromado y hoy permanecen como desposeídas de vida, lejos de su resplandor enmohecidas por el polvo acumulado durante años.

Al fumar una calada Daniel cierra los ojos. Su mente viaja en el tiempo y lo transporta al instante en que vio por primera vez esas maletas. Siente que hasta una suave brisa fresca, cargada de aromas familiares para él le sacude todos los sentidos. Puede olerla, oírla, tocarla...Esa brisa, no es otra que el sonido de la risa de Marina.

Marina, Marina...su nombre golpea su interior con la fuerza de cada latido de su viejo corazón. La puede ver delante de él bajando del tren. Puede notar el olor a madreselva que embarga el aire, el olor de Marina, que hace como reverberaciones de ecos llenos de nostalgia. 

Su amor fue totalmente espontáneo. Surgió desde el primer segundo de ese encuentro casual, en aquella estación de tren. Simplemente el azar quiso que se cruzaran sus maletas por equivocación y ya no pudieron separarse.

Sin darse a penas cuenta, alarga el brazo y extiende la mano como queriendo rozarla. La puede ver delante de él, con un vestido negro y sus tacones de aguja. Riendo y hablando sin parar...Su cara, su preciosa cara con unos ojos color azabache enmarcados en unas pestañas sin fin. Sus labios...unos labios que eran capaces de quitarle toda la razón en cada beso.

Parpadea un segundo a penas imperceptiblemente y una pequeña lágrima se derrama de su lagrimal. Hace el recorrido serpenteando por los surcos de las finas arrugas de su cara, pero no lo acaba. Daniel, con un gesto seco le corta el paso con su mano.

Un sonido seco se adueña de sus oídos, e inconscientemente se los tapa con las manos. Atónito ve como Marina cae delante de él como si fuera una hoja de árbol en otoño. Desesperado se tira al suelo a su lado para taparla con su propio cuerpo, pero es un esfuerzo inútil...Marina respira su último suspiro apoyada en su cuello.

Una bala perdida derivada de un atracador que salia de una sucursal bancaria acabó con su sueño...

Daniel, vuelve a fumar una calada sin dejar de observar a las tres maletas. Se puede ver a él mismo cerrándolas y colocándolas en el rincón, con todas las pertenencias de Marina. Jamás habían vuelto a ser abiertas.

En ese mismo instante...todo se paró.

 Hasta su corazón. Su brazo sin vida se balanceó dejando caer la boquilla del cigarrillo al suelo. Una sonrisa se dibujó en sus labios y se quedo fija en su expresión. Sus parpados ya relajados, se medio cerraron dándole por fin... el descanso a sus agotadas pupilas.




Comentarios

  1. Esa sonrisa final fue el principio de la felicidad eterna al lado de Marina. Emotivo relato.

    Besitos.

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  2. Querida amiga: Cuando me anoticiaste de que le pusiste mi nombre al personaje de "Ausencia". Vine corriendo a leerte y me encuentro con un relato padrazo - como dicen en centroamerica -
    Esta tan bien escrito, tan bien desarrollado y humanizado al presentar a Daniel apoyando sus recuerdos en esas desgastadas maletas. que uno puede vivir el momento y se queda impávido queriendo sin poder despedirlo en su último Aliento, pero deseando al fin que vaya a encontrarse con Marina.
    Me gustó tanto el relato que tuve ganas de correr y abrazarte y comerte a besos pero me lo impidió un océano de distancia. Parece que fuera ayer cuando enlazamos nuestros blogs amistosamente como niños compartiendo sus ganas y hoy me veo frente a semejante relato y me digo ¡Cuanto que ha crecido esta muchacha!

    Estoy muy feliz por ti Bea. Pero ten presente que ¡Quiero más de estos!

    Abrazos y besos desde Argentina

    Daniel

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  3. Que pena que de pronto el destino se torna cruel alrededor de dos personas que se aman... por suerte este Daniel, no es nuestro Daniel :)

    El relato es impecable Beatriz.. muy bien elaborado.
    Besitos.

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  4. Hermosa y triste historia de amor.
    Es cierto que cuando lees un relato, un novela, un poema... y este lleva tu nombre... de alguna manera te siente inventado en el autor.

    Un abrazo.
    Mercedes.

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  5. Querida Beztriz, continuamente leo tu material que es excelente. Me vuelco en este úlimo pero no significa que lo haya separado de los demás; al contrario involucro todo lo tuyo aquí. Te aprecio muchísimo y además me encanta caminar por tu camino porque tus musas llevan de las manos a las mías.
    Un abrazo enorme.
    Soy remolón, por épocas, para colocar mis creaciones en los blogs, pero cuando lo hago me siento satisfecho de hacerlo y entre esas satisfacciones está saber que tu me lees y aprecias.

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  6. Parecido es el triste destino de muchas personas que no han tenido suerte en la vida.
    que tengas una buena semana.
    un abrazo.

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